Urólogo entrega detalles del cuadro clínico del señalado asesino de Juan Guillermo Aristizábal

El pasado 18 de abril, el reconocido urólogo antioqueño, Juan Guillermo Aristizábal, fue asesinado en su propio consultorio, ubicado en la Clínica Medellín, a manos de John Ferney Cano González, uno de los pacientes a quienes había intervenido años atrás por molestias en su área genital.

Las supuestas razones que habrían llevado a Cano González a cometer este crimen, que ha generado conmoción en la capital antioqueña y el resto del país, quedaron consignadas en un manuscrito en el que relata los graves padecimientos que sufrió por cuenta de un presunto “mal procedimiento” por parte del especialista.

En las últimas semanas, se han conocido algunos detalles que rodean este crimen, en el que también fue herida la secretaria del urólogo por parte de Cano González, quien incineró el consultorio una vez hirió de muerte al especialista.

En 10AM HOY por HOY de Caracol Radio, el doctor Juan Fernando Uribe, quien atendió en cinco oportunidades al señalado homicida, cuyo cuerpo fue encontrado en el baño del centro médico, entregó algunos detalles de los padecimientos de Cano González en los que habría sustentado su venganza.

“Hay que entender que el paciente tiene un muy bajo nivel de tolerancia, que hizo en su cerebro un ‘match’ y decidió que Juan Guillermo era el responsable de todo este infortunio y que necesitaba un castigo. Y ese es el desenlace que estamos viendo”, señaló el doctor Uribe.

A su vez, indicó que este crimen debe invitar a una reflexión al gremio de los trabajadores de la salud y servir de ejemplo entre los médicos residentes que inician su carrera en medicina: “un paciente puede estar bravo y puede poner una queja en la EPS, es más puede poner una demanda en un juzgado, pero no mata al urólogo, e incendia el consultorio y hiere a la secretaria”.

Cuadro clínico de John Ferney Cano González

Uribe explicó que muy probablemente su colega, Juan Guillermo Aristizábal, evidenció muestras de una inflamación crónica conocida como balanitis, para la cual adoptó el tratamiento que consideraba pertinente a través de una circuncisión.

“El dolor no mejoró. Pero cuando vi al paciente en mi consultorio no habló mal de Juan Guillermo, no me dijo que la causa de su angustia había sido la circuncisión. Él centró la consulta sobre el dolor”, contó Juan Fernando Uribe.

El urólogo sugirió que su colega, quien tenía más de 20 años de experticia, llegó al acuerdo que el mejor tratamiento era la circuncisión; sin embargo, en el consentimiento escrito dejó claro que hay algunas situaciones que posiblemente no se mejoren con la circuncisión.

“La espectacularidad en medios en redes sociales puede hacer que los pacientes esperen que siempre hayan milagros y los milagros en medicina son muy raros”, concluyó.